Y ahí estaba yo, solo en contra de mi mismo, sabia que tarde o temprano esto pasaría.
Conocía sus debilidades y el las mías, no quería enfrentarlo, al fin y al cabo era yo, pero no había otra manera.
¿Quien soltaría el primer golpe? Tenia que ser yo.
La batalla comenzó, lo superaba, me igualaba, me superaba, lo igualaba, solo uno podía desfallecer, solo yo podría triunfar, al final solo yo perdería.
En las peleas no se piensa ¿Por qué no se piensa? Porque si piensas solo te das cuenta que esa no es la solución.
No podía pensar, solo debía ganar, que mas da si me hago daño, que mas da si ya no salgo, no debía perder ante mi mismo, no podía humillarme a mi mismo.
Al fin terminó, por fin pude detenerme y me vi., ese no era yo ¿en que me había convertido?
Yo no había triunfado, el lo había hecho, no yo, sino el, aquel que se paraba triunfante y que hacia poco había sido yo.
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