Bueno, ya que tardé tanto en postear, aquí les dejo otro escrito, quizá más perturbador, pero es mi primer intento de hacer una historia, de dizque terror.
Enojado e indignado decidirás mitigar tus penas con el elixir etílico; te dirigirás con toda la intención de olvidarte a ti mismo a la vinatería que hay en tu casa. Al primer trago de aquel amargo whisky, decidirás por fin claudicar.
Frustrado por ser no poder lamer tus heridas; incapaz de dejar esa vida de farsas, correrás directamente al botiquín, lo abrirás sin mucho cuidado, a donde te diriges no lo necesitaras.
Pensarás en todas las personas a las que libraras de tu presencia; tus maestros, sin otro asno con que lidiar; tus amigos, sin otro a quien pagarle la entrada; tus padres, aquellos que gozaran de su vida plena.
Te detendrás, pensarás si no es mejor seguirlos torturado con tu mera existencia, inmediatamente abandonaras esa idea, el prolongar el sufrimiento te repugna.
Tomaras una navaja de afeitar, pensaras en lo inútil y nauseabunda que fue tu vida. “Sufrimiento tras sufrimiento ¿En verdad vale la pena sufrir tanto?” dirás en voz alta mientras jugueteas con la navaja.
Lanzando el mundo a la mierda harás un corte profundo justo en medio de tu vena. “La vida es tan frágil cómo una navaja de afeitar” dirás, esas serán tus últimas palabras.
Caerás al piso desangrándote, en tus últimos momentos conscientes, la euforia de ti se apoderará. Puedes saber con seguridad que veintiún gramos tu cuerpo perderá.
Te verás a ti mismo en el suelo.
Te deleitaras al ver la cara de horror de tus padres, que encontrarán a su hijo en medio de aquel lago de amargura color vino.
Antes de marcharte intentarás encontrarte en un espejo, te verás, tan solo y tranquilo.
Mirarás con asombro cómo el espejo se transformará en una puerta, una puerta con el marco hecho de sueños.
Ante las puertas de la muerte te lanzaras hacia ellas, sólo para entrar en un sueño, uno lleno de tranquilidad.
20 may 2008
Calma
Calma, ya he regresado, la hueva y los exámenes son fuerzas muy poderosas, que me impidieron seguir con el blog, pero aquí les dejo algo que acabo de escribir.
Helado en mano caminas sobre la acera de la alameda, día semi nublado, no hay sol, ni aire alguno que moleste a tu presencia, tu camino sobre la acera no se ve interrumpido por ninguna patética pareja de novios, no hay ave a la vista, no hay proyectiles infantiles de los que cuidarse.
Un día solitario cómo siempre lo deseaste, no hay porque fingir, no hay hembra que someta a chantajes, sólo tu.
¿qué fue de los otros? no ha pasado nada desde aquel día, ya no hay raza humana, ya no hay algún otra especie, su único legado son aquellos recuerdos que se van haciendo cada vez más borrosos.
¿qué ha sido de los árboles? ¿qué eran los árboles? ¿qué soy ahora?
Vas perdiendo forma, vas perdiendo espacio, vas perdiendo tiempo, tu motivo no está definido, tu realidad nunca ha existido.
Aún queda ese vestigio, aquel grano de arena que atesoras con fiereza, protegiéndolo del olvido.
Lo has alimentado por todo este tiempo, al fin parece que tu esfuerzo está rindiendo ¿de qué lo has alimentado? ¿Acaso no te ha hecho daño?
Ha crecido bastante, la intriga te corrompe, no sabes que hacer con él, es tuyo.
En tu espalda estará seguro, nadie podrá quitártelo.
Últimamente has sentido la intrigante sensación de compañía, hay alguien más, no hay nadie a quien ver, hay algún otro que también está en soledad, lo tienes que buscar.
Lo de menos es buscar, ahora lo tedioso es cargar.
Esa cosa, ese tu vástago, pesa demasiado, esa es tu condena, tu siempre cargarlo de veras.
Ya no puedes caminar, pero tu búsqueda debes continuar, sólo te queda el arrastrar.
El cansancio es fatal, tu sudor viscoso y brillosos deja un rastro a tu paso, pero tu carga no estás dispuesto a abandonar.
Algo te va a aplastar, tu carga no vas a abandonar, preferibles es allí quedar que con deshonra continuar.
Helado en mano el empresario se limpiaba el zapato en el pasto, se quitaba los restos del que otrora fue un caracol.
Helado en mano caminas sobre la acera de la alameda, día semi nublado, no hay sol, ni aire alguno que moleste a tu presencia, tu camino sobre la acera no se ve interrumpido por ninguna patética pareja de novios, no hay ave a la vista, no hay proyectiles infantiles de los que cuidarse.
Un día solitario cómo siempre lo deseaste, no hay porque fingir, no hay hembra que someta a chantajes, sólo tu.
¿qué fue de los otros? no ha pasado nada desde aquel día, ya no hay raza humana, ya no hay algún otra especie, su único legado son aquellos recuerdos que se van haciendo cada vez más borrosos.
¿qué ha sido de los árboles? ¿qué eran los árboles? ¿qué soy ahora?
Vas perdiendo forma, vas perdiendo espacio, vas perdiendo tiempo, tu motivo no está definido, tu realidad nunca ha existido.
Aún queda ese vestigio, aquel grano de arena que atesoras con fiereza, protegiéndolo del olvido.
Lo has alimentado por todo este tiempo, al fin parece que tu esfuerzo está rindiendo ¿de qué lo has alimentado? ¿Acaso no te ha hecho daño?
Ha crecido bastante, la intriga te corrompe, no sabes que hacer con él, es tuyo.
En tu espalda estará seguro, nadie podrá quitártelo.
Últimamente has sentido la intrigante sensación de compañía, hay alguien más, no hay nadie a quien ver, hay algún otro que también está en soledad, lo tienes que buscar.
Lo de menos es buscar, ahora lo tedioso es cargar.
Esa cosa, ese tu vástago, pesa demasiado, esa es tu condena, tu siempre cargarlo de veras.
Ya no puedes caminar, pero tu búsqueda debes continuar, sólo te queda el arrastrar.
El cansancio es fatal, tu sudor viscoso y brillosos deja un rastro a tu paso, pero tu carga no estás dispuesto a abandonar.
Algo te va a aplastar, tu carga no vas a abandonar, preferibles es allí quedar que con deshonra continuar.
Helado en mano el empresario se limpiaba el zapato en el pasto, se quitaba los restos del que otrora fue un caracol.
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